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Programa de radio El Futuro bajo control, 27 de marzo.
Con frecuencia conversamos acerca de cómo cada individuo se relaciona con la tecnología en función de su edad. En este sentido, es evidente que los más jóvenes tienen mayor facilidad para utilizar los nuevos dispositivos y soluciones que se lanzan en el mercado, mientras que a los adultos se muestran más resistentes. Sin embargo, esta realidad no alcanza a la totalidad de los casos. Muchos adultos mayores ya incorporaron a su día a día smartphones, tablets y redes sociales. Siguiendo con esta idea, un estudio reveló recientemente que el promedio de edad de los usuarios de Facebook en todo el mundo está aumentando, hasta el punto tal que sólo en los Estados Unidos los mayores de 55 años son quienes más están utilizando esta plataforma para compartir fotos, videos y muchas cosas más. El final es anunciado, los jóvenes están migrando aunque de a poco, hacia otros canales de comunicación.
Este ejemplo demuestra que la edad no es determinante en cuestiones relacionadas con tecnología, sino que priman también otras cuestiones, en especial la actitud de las personas y sus ganas de aprender a usar estas innovaciones y a incorporarlas en su vida cotidiana.
Si trasladamos esto al escenario empresarial, la situación es similar. De manera permanente surgen soluciones y “nuevas olas tecnológicas” y el hecho de adoptarlas depende de cada organización. En este caso, la tecnología tampoco es expulsiva porque como va creciendo y desarrollándose de manera paulatina, las empresas tienen la oportunidad de ir modernizándose de a poco.
Las empresas proveedoras de tecnología tales como Microsoft, SAP u Oracle consideran la experiencia del usuario y junto con su dinámica de innovación hacen que sea más fácil para los usuarios mantenerse actualizados.
Estos pequeños cambios dirigidos a incrementar la funcionalidad y optimizar eldesempeño, si bien aisladamente son poco significativas, cuando se suceden continuamente de forma acumulativa pueden constituir una base permanente de progreso.
Ahora bien, lo determinante en el éxito no es adoptar nuevas tecnologías, sino conocer a fondo la cultura de la organización, sus procesos, y qué sucede puertas adentro para aplicarlas de manera que optimicen el negocio.
Frente a este panorama, si una compañía no invierte en tecnología durante un tiempo prolongado, corre el riesgo de quedar desactualizada, y la actualización será cada vez más difícil. La gimnasia ayuda a facilitar la adopción. Y la adopción es necesaria para no desentonar en el mercado y perderse en el camino.
En este contexto, vale aclarar que la manera en la cual una empresa puede mantenerse tecnológicamente actualizada ha cambiado en los últimos años: antes había que destinar grandes sumas de dinero para comprar hardware y software, por eso había que estirar al máximo la vida útil para amortizar el monto invertido. Pero con el desarrollo del Cloud Computing, en donde las soluciones se contratan mediante un abono mensual pagando solo por lo que se consume, es mucho más sencillo y económico acceder a los últimos lanzamientos. Además, los proveedores se ocupan del mantenimiento y las actualizaciones, y las implementaciones se realizan rápidamente.
Teniendo en cuenta esto, si nos preguntamos: la tecnología ¿es inclusiva o expulsiva? La respuesta es la misma ya sea que hablemos de individuos o de empresas: No se trata de la tecnología, sino de las personas, y de cómo cada uno se relaciona con la tecnología, y no a la inversa.