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En la actualidad, el IoT es un término descriptivo que engloba la visión de que todos los dispositivos deberían estar conectado a Internet. Hasta el momento, las aplicaciones del IoT se han utilizado ampliamente en varios campos de la vida social, como la salud y los productos sociales, la automatización industrial y la energía.
En este escenario, actualmente hay más de 15 mil millones de dispositivos digitales y electrónicos interconectados en funcionamiento en todo el mundo, el equivalente a casi dos dispositivos para cada ser humano en la tierra. Se espera que para 2020 la cantidad de dispositivos alcance los 20 mil millones a nivel mundial, lo que equivaldrá a un mercado valorado en 15 billones de dólares.
Además, la vasta proliferación de conexiones en los próximos cuatro años también anuncia un aumento masivo en la generación y el consumo de datos. Ya, el tráfico del protocolo de Internet (IP) global llegó a 122 exabytes por mes y llegará a 396 exabytes por mes, o 4.8 zettabytes por año, para el año 2022.
El IoT es un gran negocio, por lo que no debería ser una sorpresa que el 70% de las empresas estén considerando actualmente integrar el IoT en sus sistemas. La capacidad de tener control directo y aislar problemas, además de aumentar la productividad y reducir los costes, son beneficios notables de la integración del Internet de las cosas en las compañías.
Por ejemplo, en el sector manufacturero, el valor del IoT alcanzará los 3,88 mil millones de dólares en los próximos 10 años. Gracias a que la mayor parte del valor proviene de mejoras en la eficiencia y la reducción de los residuos.
Que la implementación de dispositivos IoT ofrece una serie de beneficios es obvio, sin embargo, en el mundo actual de la conectividad, con los algoritmos y el análisis de datos es fácil perder de vista el método crucial para entender lo que necesitan los clientes.
Esto significa que es necesario replantear el objetivo final del IoT, aplicando conocimientos humanos para comprender la mejor manera de construir productos significativos. Por lo tanto, este enfoque coloca el diseño y desarrollo de productos en el camino correcto hacia la construcción de los mejores dispositivos IoT.
Es importante para obtener un buen valor, observando a los consumidores interactuar con la tecnología, aprendiendo de lo que adoptan y que ignoran, aprendiendo de su comportamiento – incluyendo sus errores o los propios.
El análisis del comportamiento del cliente, incluyendo sus preferencias, deseos y necesidades de aprendizaje, y debería ser indispensable para definir y desarrollar las nuevas soluciones de IoT en cualquier sector.
Este acercamiento al cliente está dando pie a un cambio revolucionario, que se conoce como el Internet de las Personas (IoP).
El resultado del IoP es un ecosistema de IoT más humano y menos dependiente de las acciones tecnológicas. Dependiendo del sector, la implementación de este nuevo marco variará.
Conectadas a través de una presencia global, las actuales instalaciones industriales IoP permiten realizar cambios de diseño y producción sobre la marcha en múltiples instalaciones, ya que se ajustan a rápidamente a las necesidades del cliente.
La información sobre la toma de decisiones se extiende desde la suite C a los trabajadores de la cadena de suministro. Gracias a los algoritmos que analizan los datos recopilados, emite alertas y puede cuestionar si las acciones correctivas ante un problema son las mejores o no.
Dispositivos conectados que no solo permiten la comunicación directa entre ciudadanos y personal de seguridad, sino que también engloban la información digital. Por ejemplo, durante un desastre o cuando un trabajador está en riesgo, la ayuda puede ser enviada inmediatamente, al lugar correcto, protegiendo a las personas.
Los dispositivos IoP para el sector de la salud permiten al personal sanitario controlar de forma remota la actividad, el uso de medicamentos y signos vitales de los pacientes. Esta conectividad y el intercambio de medios digitales permiten una atención participativa y preventiva mejorada y más personalizada para el individuo, un grupo o la población en general.
Independientemente del sector al que vayan destinadas, estas soluciones están diseñadas para necesidades humanas, desde su concepción hasta la realización. El diseño centrado en el hombre une la tecnología a la visión humana, conectando la parte más tecnológica a las conductas y necesidades humanas.
Conectando la ciencia de los datos con la ciencia del comportamiento, se acelera la velocidad de innovación y se consigue mejorar el impacto económico.
Muchos sistemas de IoT cuentan con sus propios protocolos de comunicación y formas de conexión, sin embargo, generalmente pasan por alto la interacción con las personas. Y, es en esa situación donde el Internet de las personas construye interacciones más similares a las humanas, previsibles, proactivas y sociales entre personas y los dispositivos.
Se ha utilizado el término «Internet de las personas» antes, generalmente para referirse a los sistemas web tradicionales diseñados solo para que los humanos los utilizan. Pero no ha sido hasta ahora, cuando se redefinido el concepto con el objetivo de explotar todos sus beneficios.
Las herramientas de IoP, que cumplen con las cuatro características más importantes (social, personalización, proactiva y predecible) permiten construir aplicaciones para monitorear el contexto del usuario, y posteriormente, basándose en el contexto definido, desencadenar proactivamente las interacciones entre los usuarios y los dispositivos involucrados.