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La filosofía agile ganó notoriedad hace más de 15 años como reacción a los enfoques tradicionales de desarrollo de software (waterfall o cascada). Si bien le costó hacerse un lugar, a partir de los años 2009 y 2010 la agilidad empezó a tornarse mainstream. Este enfoque de desarrollo iterativo se basa en la elaboración de un mínimo producto viable (MVP) y en las entregas incrementales que permiten construir sobre la funcionalidad anterior, lo que otorga una gran flexibilidad para cambiar. Se centra en el cliente y propicia una mayor colaboración de los equipos. Ayuda a mejorar la calidad y a ganar eficiencia y productividad, facilitando lanzamientos rápidos de productos.
La validación continua del producto, la experimentación y los programas cortos de sprint constituyen la fórmula básica del desarrollo para las nuevas empresas de alta tecnología. Los equipos se enfocan en “construir un conjunto suficiente de características y funcionalidades usando ciclos de entrega cortos (generalmente de 1 ó 2 semanas) para lanzar una versión mínima viable al mercado” y ver si funciona.
Agile gana popularidad
Al ofrecer estas características, no es difícil comprender por qué agile tuvo tan buena acogida entre las compañías high tech, y especialmente entre los colaboradores de software enfocados en la transformación digital. Una encuesta efectuada entre profesionales de desarrollo y TI evidenció que “la agilidad es ahora la norma”. La mayoría de los equipos y proyectos de desarrollo ahora adoptan esta metodología, mientras que los enfoques tradicionales de cascada pura son minoría. En la investigación el 67% describió a su organización como "puramente ágil" (16%) o "inclinada hacia lo ágil" (51%). E incluso entre el tercio restante que todavía usa la metodología tradicional, el 24% dijo utilizar un enfoque híbrido que incorpora al menos algunos principios ágiles. Apenas el 9% se describió como "cascada pura" o "inclinado hacia la cascada".
El estudio antedicho encontró que los principales motivadores para la adopción de la agilidad fueron mejorar la colaboración en equipo (54%), aumentar la calidad del software (52%) y la satisfacción del cliente (49%). También los tiempos más cortos de go-to-market (43%) y la reducción de costos de desarrollo (42%).
Mitigar los riesgos
Si bien existen diferentes metodologías utilizadas en la gestión de proyectos ágiles –como Scrum, XP y Kanban- a grandes rasgos se puede decir que agile se centra en la planificación continua y la retroalimentación. Esto facilita la adaptación a los requisitos cambiantes. En cambio, el método cascada estaba organizado en fases secuenciales fijas (análisis de requisitos, diseño, implementación, pruebas y mantenimiento), lo que le quitaba flexibilidad y hacía que los proyectos se extendiesen en demasía.
Un estudio enfocado en compañías latinoamericanas de diferentes rubros y gran impacto económico regional identificó que el 38% ya implementó proyectos ágiles y una cultura DevOps (desarrollo y operaciones). Entre estas compañías, el 58% empezó a ver una reducción de los tiempos de entrega del código de producción del software de 1 a 4 semanas, y de recuperación, de 1 a 6 horas. Otro beneficio adicional constatado por esta investigación fue una reducción del 10% al 60% de los costos en un 42,5% de las organizaciones.
En el marco de un desarrollo agile hay controles de calidad regulares con herramientas de prueba automatizadas. El product owner o propietario del producto siempre está involucrado en el proceso, lo que genera un mayor compromiso y propicia una mayor satisfacción.
De tal manera, la agilidad permite a los equipos desarrollar eficientemente los productos más simples posibles, con ciclos de entrega cortos y menos recursos involucrados. Los prototipos interactivos ayudan a ver y probar características imprescindibles antes del lanzamiento al mercado. De esta forma se pueden crear productos comercializables con el máximo valor para el cliente.
Este enfoque se adapta mejor al desarrollo de software y a otras tareas de innovación. Los procesos, estructuras y controles de calidad ágiles, la retroalimentación veloz y la mejora continua generan condiciones para mitigar las incertidumbres y los riesgos que rodean al trabajo cotidiano de las compañías de high tech.
Por todo lo dicho, las compañías que evalúen socios tecnológicos para trabajar con ellos a corto y largo plazo deberían considerar al que tenga experiencia probada en la industria y que, además, trabaje con estas metodologías que le permitirán a la organización minimizar la incertidumbre, llegar con una mejor solución y ganar tanto en tiempo con la calidad de proyecto desarrollado.