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En los tiempos actuales, las organizaciones se enfrentan a cambios acelerados en su cartera de tecnología por lo que deben modernizar, integrar y mostrar evolución en sus servicios, con la mirada puesta en dar vida al ecosistema tecnológico que requieren para enfrentar los retos de su industria.
En un clima laboral y de negocios en el que el trabajo híbrido comienza a ser la norma y las demandas de experiencias fluidas por parte de los clientes exige que el negocio sea cada vez más eficiente, las compañías no pueden seguir lidiando con sistemas heredados obsoletos.
Por esta razón, podemos diferenciar a los impulsores que llevan a la modernización de aplicaciones en comerciales o de TI. En el primer caso, puede ocurrir que la aplicación heredada ya no cumpla con los nuevos requisitos impuestos por el negocio digital, debiendo actualizarse para proporcionar mayor valor comercial y brindar una mayor agilidad. En el segundo caso, viendo a la modernización como una necesidad planteada desde la perspectiva de TI, los motivos pueden involucrar un costo total de propiedad demasiado alto, complejidad excesiva o riesgos para la seguridad, el cumplimiento, el soporte y la escalabilidad.
En ambos casos, debemos entender que modernizar los sistemas core no es un trabajo que debe tomarse a la ligera. Pero tampoco tiene que generar pánico: es posible hacerlo tomando lo mejor de los activos informáticos actuales y hacerlos funcionar como un componente de una base digital moderna.
Buscar el mejor enfoque
Como sugiere la consultora Gartner , si una organización necesita modernizar aplicaciones heredadas, “el mejor enfoque dependerá del problema que esté tratando de resolver”. En este terreno el mayor desafío será conocer la relación riesgo-recompensa antes de actuar.
Con esa premisa, lo primero que se deberá hacer es tomarse un tiempo para evaluar el estado de los sistemas heredados e identificar claramente sus problemas y las oportunidades que abriría su actualización. Y luego si buscar opciones concretas de modernización.
Para ello, las opciones pueden ser varias, pero a grandes rasgos pueden sintetizarse en rediseñar, reconstruir o reemplazar dichos sistemas. En el caso del rediseño, el mismo tiene costos y riesgos medios, mientras que reconstruir o reemplazar brinda mejores resultados con costos y riesgos más altos. El tercer paso recomendado es elegir el enfoque de modernización que pueda tener mayor efecto y valor para la organización, mapeando las distintas opciones, en términos de su efecto en tecnología, arquitectura, funcionalidad, costo y riesgo.
Naturalmente, durante el proceso habrá que planificar, esto significa establecer metas y objetivos concretos. Se sugiere elegir un abordaje gradual que permita actualizar el software de manera continua sin afectar el negocio en general, en lugar de obstinarse en actualizar todo a la vez.
También habrá que tomar decisiones importantes a nivel de la infraestructura (optar entre llevar las aplicaciones a la Nube, o mantenerlas en el centro de datos propio) y hacer foco en garantizar la seguridad de los datos de los clientes y el negocio.
Sin dudas que cada empresa debe encontrar su propio camino para actualizar su tecnología core. Por eso, desde Softtek entendemos que en lugar de deshacerse de los activos informáticos valiosos y ralentizar la transformación, las empresas pueden reutilizar las aplicaciones heredadas utilizando plataformas y patrones arquitectónicos modernos, mitigando los riesgos de obsolescencia de la tecnología y mejorando la usabilidad, la seguridad y la capacidad de mantenimiento. Como aliados estratégicos en tecnología, ayudamos a las compañías a convertir, reescribir o transferir aplicaciones heredadas a entornos modernos basados en la Nube, listos para dispositivos móviles.
Entendemos que modernizar y asegurar los sistemas de TI centrales aporta una clara ventaja comercial y deja a las organizaciones en mejores condiciones para innovar y responder a las demandas cambiantes de los consumidores y clientes.