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Por Damián Wajser, Technical Team Lead Softtek
Quien haya ido de vacaciones a un lugar nuevo o se haya encontrado en la disyuntiva de elegir a qué restaurante ir entre varias opciones, de seguro ha tenido que basar su elección en criterios subjetivos e improvisados. Esa decisión probablemente estuvo basada más en sentimientos relacionados con experiencias pasadas o con situaciones de placer o displacer que con el análisis concreto de la realidad. Lo mismo pasa con las primeras impresiones que nos deja una empresa. Muchas veces tratamos de evaluar la calidad del software que desarrolla una empresa. En mi caso, utilizo un criterio que difícilmente falla: la calidad de su café.
La relación entre el software y el café existe desde hace décadas y no se conoce con precisión su origen. Si pensamos en Java, uno de los lenguajes de programación más populares en uso, su logo tiene una taza de café. La historia tiene varias versiones, pero la hipótesis que más resuena es que Java debe su nombre a un tipo de café disponible en la cafetería cercana, y de ahí –también, según esta teoría- surge la imagen que lo identifica. Otras suposiciones comentan que luego de escoger el nombre de manera aleatoria, sus creadores descubrieron que se trataba del nombre de una isla de Indonesia productora de café de alta calidad. Como sea, esta popular bebida está presente y el génesis de la relación ya no tiene relevancia: simplemente existe.
En mi experiencia, me di cuenta de que las organizaciones en las que probé el café más sabroso son las más reconocidas en el mercado en la construcción del software. Para ponerle lógica a esa impresión, podemos inferir que esto se debe a que un buen café denota el cuidado de sus equipos de trabajo.
Últimamente, leí muchos artículos relacionados con la escasez de talentos y la retención de colaboradores. En este contexto, muchas empresas tienen grandes programas de retención o atracción de talentos con distintas iniciativas como lugares de esparcimiento, horarios flexibles, eventos del tipo after office, etc. El objetivo de estas acciones es propiciar una experiencia agradable que haga que sus colaboradores se sientan como en casa. ¿Y qué puede hacernos sentir más en casa que un rico café? Si nos sentimos en casa vamos a querer quedarnos, compartir esos momentos con nuestros amigos, lo que favorecería la recomendación y -por sobre todas las cosas-, la comodidad resulta propicia para crear. En síntesis, todos los implicados ganan: los colaboradores, la empresa y los clientes, que verán los resultados de un equipo productivo. La receta es simple: como siempre, cuando el todo es exitoso, no se trata más que de la suma de lindos detalles.