El sector minero enfrenta grandes desafíos frente a la digitalización de su actividad. Es una de las industrias más reticentes al cambio y con fuertes restricciones generadas por la propia operación y las condiciones en las que se desarrolla. Sin embargo, en América Latina, esta industria empieza a entender la importancia de la transformación digital y buscar alternativas de solución a las barreras que la impiden.
Encarar este proceso requiere de mejoras en la infraestructura y las redes de comunicación. La ubicación de las zonas de trabajo y condiciones como la distancia de centros urbanos o trabajos bajo la superficie hacen imperativo el uso de redes con mayor precisión y latencia, que acompañen a los sistemas y permitan tomar decisiones con menor riesgo y mayor oportunidad. Para potenciar la transformación son necesarias las redes 5G.
Un estudio de Nokia y Omdia, señala que la tecnología 5G tiene la posibilidad de generar hasta US$9 billones en mejoras de productividad en América Latina de aquí a 2035. Por otro lado, Ericsson estima que el negocio mundial de minería inteligente triplicará su tamaño para 2025, llegando a la automatización de las operaciones en el 25% de las minas.
A partir de su llegada, aumentará diez veces la velocidad de red de las instalaciones, lo que permitirá capturar 100 veces más datos y mejorar las aplicaciones de inteligencia artificial, realidad aumentada y analítica avanzada en los procesos productivos.
Entre algunos de los desarrollos que tendrán mayores beneficios para las minas inteligentes se encuentran:
- Vehículos autónomos. El transporte de los minerales desde el punto de extracción a los depósitos y a las áreas de procesamiento representa un riesgo. Los vehículos autónomos pueden prevenir accidentes y lesiones para los trabajadores, además de reducir el consumo de combustible e incrementar la eficiencia.
- Monitoreo en tiempo real. El 70% de los daños en maquinaria podría prevenirse si se recopila y analiza información de las máquinas, lo cual permite identificar fallas potenciales o desgaste de piezas específicas de las mismas. Al contar con monitoreo en tiempo real, los operadores de mina pueden conseguir importantes reducciones en costos de mantenimiento.
- Perforadoras controladas remotamente. La perforación controlada de manera remota puede incrementar productividad en una gran proporción ya que es mucho más rápida que la perforación manual. Realizada de manera remota, solo se requiere que el operador inicie el proceso y la perforadora se mueve de manera autónoma entre sitios.
- Inspección con drones no tripulados. Si se utilizan drones para inspeccionar áreas que no se han determinado seguras para que un humano respire después de una explosión, se pueden reducir los tiempos de inactividad en 7% y los costos por detener operaciones hasta en 51%.
- Control inteligente de ventilación. La ventilación es esencial para las operaciones subterráneas. Con sistemas inteligentes automatizados se pueden obtener beneficios como una mejor calidad de aire para los trabajadores, menor tiempo de inactividad al extraer de manera más eficiente los gases tóxicos y una reducción en costos de ventilación.
Más allá del ámbito productivo, con la aplicación de tecnología 5G en sus operaciones diarias, las minas tendrían una huella ambiental más responsable y mejorarían la seguridad de sus trabajadores durante una emergencia en la faena, por ejemplo, conectando vía satélite a doctores y trabajadores para realizar consultas y procedimientos a distancia a través de cualquier dispositivo conectado a la red.
Según una encuesta de Business News Americas, los presupuestos para digitalización subieron notablemente. Los grandes productores encuestados que ofrecieron información sobre las razones del alza mencionaron la necesidad de trabajo remoto, automatización, seguridad y eficiencia.
Independientemente de las tecnologías que las mineras estén pensando implementar, la clave del éxito final es una conectividad inalámbrica confiable. Las redes celulares preparadas para 5G desempeñarán un papel fundamental para facilitar la digitalización en la minería al ofrecer conectividad de alta velocidad, latencia muy baja y un rendimiento sólido en entornos de alta densidad de dispositivos, ya que las redes tendrán que manejar cantidades cada vez mayores de datos.
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