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Las empresas y la búsqueda de profesionalización en los perfiles

Technology (1)Era un proyecto ambicioso, el software permitiría en menos de 20' diseñar una vivienda, realizaría los cálculos estructurales que otorgarían el soporte y dependiendo de la inversión disponible para cada m2 a construir, se elegiría un tipo de construcción dando alternativas y manejando diversos escenarios.

Tenía en mis manos el documento, era el resultado de prácticamente dos meses de trabajo, en él se vertían los conceptos que darían origen y los cuales serían el puntapié inicial para el desarrollo del software de arquitectura que nos habían encargado.

El equipo que habíamos formamos estaba compuesto de 8 profesionales de IT y de otras disciplinas, un verdadero grupo heterogéneo, multidisciplinario. Habíamos estado un año con negociaciones previas, tratando de lograr que el proyecto nos fuera asignado.

Invertimos muchísimo esfuerzo, necesitábamos ganar el cliente, necesitábamos esa carta de presentación, habíamos bajado nuestros márgenes de ganancia al mínimo poniendo en riesgo incluso nuestra continuidad, quedarnos con el proyecto, se había convertido ya en algo personal.

Si bien los márgenes eran mínimos, estábamos evaluando otorgar una compensación económica por haber concluido esta fase con éxito. Me sentía muy orgulloso de nuestro equipo, de los líderes que habían participado, lo habíamos logrado, lo que tenía en mis manos era el plano para convertirlo por fin en algo concreto.

En mi bandeja de entrada la copia electrónica del documento estaba sin leer aún, no pude resistirme, lo sé. Pero la curiosidad terminó por vencerme. Abrí el documento, comencé a leerlo, llegué a la página tercera, a mitad del recorrido detallado y minucioso por el archivo, un escalofrío me recorrió el cuerpo: tenía que ser un error.

Algo desesperado, revisé los destinatarios, estaban incluidos todos los miembros directivos de nuestro cliente. Pensé, ok, fue un error, aún podemos arreglarlo, sólo debemos aclararle que por equivocación habían recibido la versión no definitiva del documento, sino una muy básica y preliminar.

Con un nudo en la garganta, antes de contestar, me acerqué al líder de proyecto. Martín, le dije, ¿cabe la posibilidad de que por un descuido hayamos enviado una versión borrador del análisis del proyecto del software de arquitectura?

Cerrando la ventana de una red social, me miro con despreocupación: “déjame ver”, me dijo y fue a elementos enviados; abrió el correo, luego el documento y sin quitar la vista del monitor me respondió: “no, es el definitivo, eh!”.

No supe que decirle, estaba literalmente sin palabras, atónito, paralizado, a lo lejos escuchaba sonar mi interno, me avisaban que el llamado era del estudio de arquitectura. Compresión, capacidad de análisis, sentido común y de estética, prolijidad y profesionalismo eran los grandes ausentes en el documento. A esa misma cita, sintaxis, ortografía y semántica, tampoco habían sido invitados.

Recordé haber leído tiempo atrás los resultados de los estudios realizados en nuestro país, Aprender 2016 había revelado entre otros datos que más del 46% de los alumnos de 5° y 6° año del secundario quedan categorizados bajo el tag #noaceptable, la mitad de ese grupo muestra dificultades de comprensión de un texto básico y el resto, con dificultad, logra obtener alguna conclusión vaga del contenido analizado. A lo anterior, se suma además que más del 70% no puede resolver problemas matemáticos muy sencillos. (Nota original aquí)

¿Me pregunté entonces, cuántas de estas personas en un futuro cercano pasarán a formar parte de nuestra fuerza laboral? ¿Podremos basar nuestra industria en recursos con estas condiciones? Seguramente no bajo estas condiciones. Creo que la respuesta es, otra vez, involucrarse.

Involucrarse porque no contamos con el tiempo suficiente para aguardar a que esta situación se revierta, si es que queremos hacer crecer en capacidad y recursos a nuestras organizaciones hoy. Por tal motivo, cada vez más, deberemos desarrollar programas de formación con foco en la industria en la que nos encontremos, tal como lo hacen por ejemplo grandes jugadores de la industria automotriz hace varios años.

Esto ya no debe estar presente sólo en industrias de esta escala, también debe empezar a estar presente en pymes, el eLearning es una excelente herramienta para estos casos. En Softtek, contamos con un ambicioso y abarcativo programa de formación que evolucionamos y que adaptamos continuamente a nuevas tecnologías y formas de aprendizaje llamado AcademiasReclutamos talentos, los formamos, los especializamos y les permitimos desempeñarse en el área de vuestra elección. ¿Y tú organización, que está haciendo ante este desafío?

Hoy hay mucho por hacer, pongámonos en marcha.