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El ridesharing (compartir coche), como una manera de moverse, está aquí para quedarse. «En los últimos años hemos visto una explosión de plataformas de ridesharing y e-hailing que han cambiado el paisaje del transporte en las áreas urbanas», dice Jeff Salazar, socio de LUNAR, una firma de diseño adquirida por McKinsey en 2015 y ahora parte de McKinsey Design.
Y a pesar de los problemas que les están surgiendo a las iniciativas de economía colaborativa como Airbnb o Uber, el ridesharing está creciendo. Según datos de Statista, concretamente en España este negocio ingresó 311,84 millones de euros el año pasado. Este año se espera que genere unos ingresos de 356,24 millones de euros, y según los datos este mercado seguirá creciendo de aquí a 2021.
Además, según Statista, alrededor de un 7,9% del total de los adultos mayores de 16 años del país contratarán estos servicios a los largo de este año.
Pero a pesar de su notable crecimiento, el ridesharing está todavía lejos de ser omnipresente, ya que tan solo representa el 1% de todas las millas recorridas por vehículos en Estados Unidos.
Para que eso cambie, según McKinsey & Company, se necesitan una serie de avances, especialmente se necesita un diseño más inteligente, mejorar la experiencia del cliente y aplicaciones de análisis avanzado, todo esto puede crear una economía más favorable.
Según McKinsey&Co. estos cambios alentarán a la población a usar el ridesharing en muchas circunstancias y ayudará a la industria a atraer y a mantener más conductores, lo que mejoraría significativamente la economía del negocio. Cuanta más gente utilice el ridesharing de forma rutinaria, más evidentes resultarán los beneficios, incluyendo la reducción del estrés, el poder aprovechar más el tiempo para hacer cosas durante el viaje y la eliminación de los problemas de aparcamiento.
Sin embargo, hay una razón por la que el ridesharing solo es usado en un tercio de las millas recorridas por vehículos en Estados Unidos y es que para la mayoría de conductores estadounidenses el hacer uso diario del ridesharing es más caro que el ir con su coche propio. En Estados Unidos, los conductores normalmente hacen unas 3.500 millas por año. En el momento en el que se hagan más millas, como le pasa a un 90% o 95% de los propietarios, comprar un coche propio se convierte en la opción más barata. Por supuesto, a esto se suma que los consumidores que poseen un coche también pueden beneficiarse de compartir viajes, y muchos ya lo hacen.
Esto, según McKinsey & Co. puede cambiar si se implementan los avances mencionados, es importante crear una buena experiencia de ridesharing para así atraer a una amplia gama de personas, y para ello es importante mantenerse relevante en el tiempo y aprovechar las tecnologías emergentes.
Con el aumento de Uber y las opciones de transporte alternativo para los consumidores, los OEMs (Original Equipment Manufacturer) están preocupados por el impacto que el uso creciente de estas opciones tendrá en la compra de vehículos en el futuro.
Pero un nuevo informe del servicio Automotive Connected Mobility (ACM) de Strategy Analytics, ha encontrado que el uso compartido de vehículos o de viajes por carretera no tendría que afectar negativamente la intención futura de compra de vehículos.
Algunos de los resultados del estudio son:
“La pregunta de cómo las opciones de transporte emergentes tipo ridesharing y car-sharing afectarán a las ventas de vehículos es muy compleja de responder”, señaló Chris Schreiner, autor del informe de Strategy Analytics.
“Hay cuestiones de coste, conveniencia, usabilidad, privacidad, tipo de viaje y duración del viaje que influyen en las opciones de transporte”, enumera Schreiner, que añadió que “no parece probable que se vaya a producir un retraso en las próximas compras de vehículos por parte de los usuarios frecuentes de ridesharing“.
“Eso sí, todavía es posible que puedan elegir un coche menos caro o de clase inferior”, matizó Chris Schreiner. “Alternativamente, pueden elegir reducir su flota de tres vehículos a dos”.
Según Strategy Analytics el ridesharing se está tomando más como un complemento al coche que ya se posee, que como un sustituto.
El ridesharing sigue creciendo, cada vez hay más startups que ofrecen estos servicios, y cada vez hay más empresas que invierten en estas startups. Según datos extraídos de Crunchbase y PitchBook, hasta la fecha, $47 mil millones han sido invertidos en startups de ridesharing.
Las inversiones y las asociaciones con estas startups van en aumento, por ejemplo, la firma automovilística Toyota ha entregado recientemente 20 unidades del Mirai (con sistema de propulsión de pila de combustible) a la compañía de ‘ridesharing’ CleverShuttle para su utilización.
Según la compañía, los clientes objetivo son principalmente los pasajeros de trenes que buscan transporte desde y hacia las estaciones de trenes. El servicio se reserva a través de una aplicación, permitiendo la agrupación de pasajeros con rutas similares. Esto significa que CleverShuttle puede ofrecer precios asequibles, hasta un 40 por ciento menos que los precios normales de los taxis.
«Estamos orgullosos de que CleverShuttle nos haya elegido para ser su socio de confianza, confiando únicamente en la tecnología de células de combustible de Toyota en Hamburgo a partir de ahora», señaló el presidente de la marca en Alemania, Tom Fux.
Otro ejemplo de asociación es el que están forjando Ford y Lyft para ayudar a forjar un camino más rápido hacia los coches autónomos y fomentar el ridesharing.
Los dos han entrado en una sociedad diseñada para permitir que los vehículos de Ford se comuniquen con la aplicación de la compañía de ridesharing, dijo Sherif Marakby que hizo el anuncio oficial en un artículo de Medium, “Hoy anunciamos un paso significativo para llevar los coches autónomos a las masas gracias a una nueva asociación con Lyft que ayudará a ambas compañías a avanzar hacia un futuro donde el transporte será más asequible, confiable y accesible», dijo.
Las compañías trabajarán juntas para averiguar qué ciudades son las mejores para el despliegue de auto-conducción y qué tipo de infraestructura es necesaria para que funcione.
Ford ha fijado una fecha límite de 2021 para que los coches autónomos estén disponibles para los servicios de ridesharing de Lyft. Lyft, por su parte, también anunció en julio que tiene planes para abrir su propio programa de auto-conducción de automóviles en Palo Alto para el próximo año.