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Por Blanca Treviño, Presidente y CEO de Softtek.
(Traducción de la versión original publicada en LinkedIn)
Automatización e Inteligencia Artificial: ¿Ayuda o amenaza?
Hay más de 5 millones de resultados para la búsqueda en Google a la pregunta: "¿La inteligencia artificial reemplazará a los humanos?" El escenario apocalíptico y el miedo visceral creado por el potencial alzamiento de las máquinas hacen que gente como Elon Musk describan la inteligencia artificial como un “llamado al demonio”, y la mayor amenaza que enfrenta el mundo.
Los avances tecnológicos pueden simplificar por completo ciertos procesos, comportamientos de compra, y reducir costos operacionales. Solo observemos lo que hizo Amazon con el sector de ventas minoristas, y sin mencionar dónde está llevando la compra de bienes de consumo con su reciente lanzamiento, Amazon Go. Con pocos o ningún empleado, el proceso sin línea de cajas les permite a los compradores entrar y salir de la tienda sin sacar la billetera o agradecerle al cajero. Pero, por supuesto, no debemos olvidar que el empleo número uno en los Estados Unidos actualmente es el de vendedor minorista.
La posibilidad del reemplazo de equipos de trabajo -y negocios- es un miedo real y válido. Creo que Musk tiene razón en que debemos ser conscientes del impacto negativo que propone la adopción masiva de la IA y la automatización, pero también hay un lado positivo.
Las herramientas automatizadas abren posibilidades para muchos. Tomemos por ejemplo a Latinoamérica, mi tierra natal. A través de la automatización, la región puede competir en un mundo en el que el tamaño solía importar. Mi compañía, Softtek, siempre enfrentó la percepción de que, al ser una empresa latinoamericana, pero sin la población de la India, estaba en desventaja.
Nosotros siempre tuvimos otra mentalidad. Somos competitivos porque somos muy productivos, no por la escala o el bajo costo, sino porque podemos producir más con menos. Nos hemos apoyado en la alta calidad y nos hemos enfocado mucho en el proceso. Vemos a la tecnología como un facilitador.
Como en cualquier otra industria, los nuevos y aparentemente alarmantes desarrollos tecnológicos pueden cambiar y automatizar completamente muchas de las cosas que hacemos. Pero a nosotros nos gusta pensar en la tecnología como una ayuda en vez de una amenaza; apuntamos a volvernos expertos en estas tecnologías para controlarlas, y seguir apostando a nuestro mantra de que el tamaño no importa. Ahora podemos usar la tecnología en tareas en las que de otro modo necesitaríamos mucha más gente.
Además, podemos ofrecerles mejores y más emocionantes oportunidades a nuestros empleados para que desarrollen sus carreras. En lugar de tareas mundanas y repetitivas básicas, ahora pueden impulsar sus carreras trabajando con herramientas automatizadas, para luego pasar a programarlas y más tarde a desarrollarlas.
Este ejemplo se puede aplicar a muchas compañías y sectores industriales. Pero es importante comprender las tendencias, así como también estar dispuestos a visualizar y aceptar una realidad durante los próximos 10 o 15 años, que puede ser muy diferente de lo que estamos presenciando hoy.
Déjenme ilustrar cómo sería la diferencia de esta realidad venidera. Echemos un vistazo a una industria que ha sido muy importante para muchos políticos y economistas de Latinoamérica. La industria manufacturera, que le ha dado competitividad a la región durante las últimas décadas, está a punto de una vasta disrupción. Esta disrupción proviene de varios frentes. Por un lado, los consumidores se dan cuenta de que no necesitan comprar autos, gracias a servicios de transporte como Uber y Lyft, así como también servicios de automóviles compartidos como Zipcar o su equivalente mejicano, Carrot. Si a esto le sumamos que en un futuro no muy lejano estos autos se conducirán solos por las calles de las grandes ciudades, tendremos un buen justificativo para un mercado de autos contratados.
Luego está el auto eléctrico y el Modelo S de Tesla, su ejemplo icónico, compuesto por solo 500 partes, en lugar de las 5,000 o más de un auto con motor de combustión interna. Menos partes significan menos productos, menos fabricantes, menos mantenimiento... y la amenaza de menos empleos.
Y encima de todo, las impresiones 3D y la robótica avanzada están cambiando la realidad de las fábricas. Toda la industria automotriz y su enorme cadena de suministros ciertamente se verán diferentes en 10 años.
Cuando los avances tecnológicos se convierten en una amenaza para un modelo de negocios, hay dos opciones: fingir que nada ha pasado y enterrar la cabeza en la arena, o aceptarlo y convertirse en líder del uso y la creación de tecnología.
Ser ágil y guiarse por objetivos: la clave para sobrevivir en esta nueva realidad
La industria a la que me dedico, el sector de servicios de TI, al igual que muchos segmentos de servicios profesionales, aún utiliza horas-hombre como base para muchos indicadores de rendimiento (a pesar de que muchos afirman otra cosa). Sucede lo mismo con los servicios legales, contables y de consultoría de gestión. Sin embargo, hoy este paradigma ha llegado a su fin. La automatización y la IA les están poniendo un freno a los modelos empresariales basados en el esfuerzo.
Para sobrevivir en el nuevo entorno, se debe adoptar una mentalidad ágil y tener un objetivo claro. En el caso de Softtek, trabajamos constantemente para hacer realidad nuestro objetivo de crear valor a través de la tecnología. Si tenemos claro nuestro objetivo y somos flexibles, ganamos nosotros y ganan nuestros clientes.
La inteligencia artificial, la automatización robótica de procesos, el análisis de datos y otras tecnologías (hoy inimaginables) nos ayudarán a alcanzar nuestro objetivo manifiesto de generar valor para nuestros clientes.
Cuando se trata del desarrollo económico en Latinoamérica y de su enorme fe en la fabricación automotriz como un motor de generación de empleo, por ejemplo, es hora de empezar a observar detenidamente las tendencias y reconsiderar la visión de los países de la región en el nuevo mundo emergente. El sector empresarial debería dar el puntapié inicial, visualizando su futuro en un mundo altamente automatizado.
¿Podemos mirar hacia adelante, y también hacer una introspección, y replantear el objetivo de los maravillosos países que conforman Latinoamérica? ¿Podemos redefinir nuestro objetivo en un nuevo mundo en el que no importe el tamaño, sino la automatización?