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Uno de los desafíos que enfrentan las empresas es entender cómo administrar sus recursos de innovación. Este desafío les hace cuestionarse si deberían adoptar ideas más disruptivas y arriesgadas o en cambio, concentrarse más en la innovación progresiva, mejorando sus productos actuales.
Actualmente, muchas organizaciones han adoptado el modelo 70:20:10 para impulsar la innovación. Se trata de un modelo que se basa en la proporción de conocimiento obtenido de tres fuentes: experiencias relacionadas con el trabajo, interacciones con otros trabajadores y eventos de educación formal.
A menudo este modelo forma parte de los programas de desarrollo organizacionales, a la vez que permite a los ejecutivos estar a la vanguardia al planificar la capacitación o las actividades formativas. Va en contra del típico enfoque de «aprendizaje» del desarrollo, que ha pasado de moda en muchos ámbitos en los últimos años.
La idea inicial es sencilla, la compañía interesada debe concentrarse en sus responsabilidades principales para que el negocio funcione, sin embargo, no puede destinar todos sus esfuerzos en ello, porque si lo hace, nunca evolucionará ni innovará.
Centrarse en la innovación significa mejorar los productos y servicios actuales que se alinean bien con la estrategia de la organización. También significa asignar el 70% de los recursos a actividades principales probadas y de bajo riesgo que han demostrado funcionar en el pasado.
Como la innovación centrada en la actividad principal generalmente cubre los procesos y clientes existentes, los costes para aumentar la producción y la adopción tienden a ser más bajos.
Por esta razón, las empresas tecnológicas más innovadoras como Google y Apple centran la mayoría de sus recursos en mejorar la cartera de productos existente. Esto significa que una empresa debe concentrar la mayoría de sus recursos para mantener las innovaciones.
Es útil pensar en los proyectos de innovación como una estrategia la cual necesita diversidad para reducir los riesgos y alcanzar un equilibrio. Esta es la razón por la cual, junto a las actividades principales, las empresas comienzan a explorar nuevos mercados y capacidades.
Sin embargo, enfocarse demasiado en las oportunidades adyacentes podría ser más arriesgado que enfocarse en proyectos centrales de innovación. Por lo tanto, concentrarse este tipo de innovación solo debería ocupar aproximadamente el 20% de los recursos.
Incluso si la compañía decide apostar por nuevos mercados o productos, no quiere decir que vaya a ser una novedad exclusiva, ya que habitualmente estos productos y mercados ya existen en algún lugar, aunque no formen parte del catálogo de esa compañía.
Para pensar con anticipación y llegar al siguiente gran hito, las empresas innovadoras pueden centrar el 10% de sus recursos en el desarrollo de avances y en la creación de nuevos productos para mercados que aún no existen.
Esto significa considerar iniciativas de transformación que se centren en crear algo completamente nuevo. La innovación disruptiva a menudo se puede definir como la introducción de una nueva tecnología que crea una nueva industria y transforma la forma en la que se hacen las cosas actualmente.
El modelo 70:20:10 es una regla general, no un modelo rígido. No es necesario seguir estrictamente la asignación exacta de recursos para innovar. Sin embargo, es útil aplicar este modelo como una guía para administrar eficazmente los recursos de innovación.
Según cada compañía, será necesario ajustar la proporción de acuerdo con el contexto predominante y la capacidad de riesgo. Además, cada empresa deberá tener en cuenta diferentes aspectos:
La innovación central, adyacente y disruptiva requerirá diversas habilidades y talentos. Diferentes estudios muestran cómo algunas habilidades se obtienen mejor del exterior, mientras que otras se desarrollan mejor internamente para fomentar la innovación.
La innovación central podría funcionar bien al lado del negocio principal, mientras que los equipos de innovación disruptiva deben estar separados del negocio central.
Los costes de innovación básicos y adyacentes son aditivos, mientras que la innovación disruptiva puede requerir una inversión inicial dedicada.
Los criterios para mover proyectos a través del proceso de innovación son diferentes. Si bien los proyectos de innovación incrementales y adyacentes se manejan más o menos en el modelo lineal, por ejemplo, el modelo de etapa, el enfoque correcto para la innovación transformacional no puede ser lineal, ya que es difícil encontrar un enfoque para un mercado o un producto que lo haga el cual aún no existe.
Los indicadores clave de rendimiento deben respaldar los tipos de innovación que tienden a medir. Los KPI utilizados para medir el éxito de la innovación central y adyacente pueden no capturar los esfuerzos de transformación o incluso hacer que parezcan fracasos.
Según las últimas investigaciones, las compañías que invierten el 70% de sus recursos en innovaciones centrales, el 20% en innovación adyacente y el 10% en innovaciones transformacionales, generalmente superan a sus pares y tienen una mayor relación entre el coste y las ganancias.
Para ello, los gerentes de innovación exitosos crean una cartera equilibrada entre las oportunidades centrales, adyacentes y disruptivas y se aseguran de que sus organizaciones respalden una asignación de recursos sostenibles para innovar.
Sin embargo, este éxito no solo reside en la organización de la compañía a nivel interno, sino que viene acompañada de la introducción de tecnologías novedosas, que aportan los recursos necesarios para poder extraer todas las ganancias posibles al modelo 70:20:10.
La Realidad Virtual (RV) es una solución ideal para la capacitación corporativa en manufactura, energía, defensa y otras industrias. Con la RV, las personas pueden practicar sus habilidades hasta que tengan confianza en ellas, y luego comenzar el trabajo con confianza.
La Realidad Aumentada (RA) puede impulsar el compromiso de los empleados tanto como la realidad virtual. Pero en comparación con la RV, es mucho más asequible. Esa es la razón por la cual la mayoría de las empresas todavía se están centrando más en la RA.
Los juegos son en realidad una buena herramienta para aprender y mejorar la formación. Presentan a una persona un desafío y les hacen desarrollar sus habilidades. Por ejemplo, ayuda a la formación de nuevos trabajadores, a la vez que los sumerge en la cultura interna de la compañía.
Otra forma de desarrollar conocimiento tácito es a través de vídeos que emplean un diseño de aprendizaje basado en escenarios. Este enfoque de estudio proporciona situaciones abiertas para que los empleados tomen decisiones y reflexionen sobre el proceso.
Las Redes Sociales, como punto de partida para la comunicación entre los trabajadores, es muy interesante para la innovación adyacente. Estas herramientas permiten que los trabajadores compartan sus diferentes puntos de vista y discutan sobre el futuro de los nuevos proyectos.
Este tipo de aprendizaje en comparación con la capacitación dirigida por un instructor es más beneficioso, ya que, como mínimo, ahorra dinero a la empresa, permitiéndole personalizar el proceso de aprendizaje y aumentar la moral de los empleados.
Muchos empleados creen que la capacitación no tiene que detenerse después de las horas de trabajo. Además, la mayoría de los empleados valoran la capacidad de aprender en cualquier momento y en cualquier lugar, por lo que el aprendizaje móvil es beneficioso tanto para las empresas como para los trabajadores.
Independientemente de las herramientas utilizadas y del porcentaje asignado a cada parte el modelo 70:20:10 destaca que el aprendizaje es más que solo la capacitación tradicional. Las empresas independientemente del sector al que pertenezcan se beneficiarán cuando exista una buena combinación de fuentes de aprendizaje.
La innovación es uno de los términos peor utilizados en el mundo corporativo, ya que se utiliza con demasiada frecuencia para describir un resultado o punto final: el lanzamiento de un nuevo producto, el desarrollo de una nueva pieza de tecnología. Sin embargo, la realidad es que la innovación no es una cosa, sino más bien el proceso para descubrir algo que aporta un nuevo valor en la vida de las personas.
Ante esta situación, las empresas necesitan reimaginar la forma en que operan: la forma en que los equipos están estructurados y la forma en que se asigna la inversión para crear un espacio que permita que prospere la innovación.
Parte de esto se trata de crear un cambio cultural generalizado e incorporar nuevas formas de trabajo, sobre todo al tratar de implementar un modelo de aprendizaje basado en 70:20:10.
No obstante, gracias a la tecnología moderna, el marco 70:20:10 puede ser más flexible que nunca. Lo mejor que puede hacer cada compañía es encontrar el equilibrio ideal entre los recursos con los que cuenta para que el proceso de aprendizaje mejore.