¡No te pierdas ninguna publicación! Suscríbete a The Softtek Blog
Juan José D'Alessandro, Gerente de Negocios Softtek
El ciclo de Softtek en Cadena Eco tuvo un nuevo episodio. Esta vez, se planteó la retroalimentación entre las empresas y su contexto.
Mi experiencia en el Softtek Summit 2015 de Cancún sirvió para incorporar algunos contenidos para desarrollar el análisis durante el programa.
Innovación sea quizá la palabra más repetida, a veces hasta el hartazgo, del mundo corporativo. Uno de los estímulos más importante es el contexto.
Si bien es cierto que los países desarrollados ofrecen mayores facilidades para la innovación, esta ve terreno fértil principalmente en aquellos países que tuvieron su zona de confort en el pasado y hoy la perdieron. La innovación surge en el afán de querer volver a tener la estabilidad que se ´desordenó´ a causa del crecimiento pero sin el deseo de volver al pasado.
Cuando nos mudamos a una casa mejor, al principio sufrimos un proceso de transición que hace que no estemos totalmente cómodos, pero progresivamente vamos aumentando nuestro confort.
La situación de América Latina es muy particular. Hay determinados aspectos que estaban estáticos pero el desarrollo que tuvo la región generó que haya que innovar para acompañar ese desarrollo. En las últimas décadas, en Latinoamérica han salido más de 70 millones de personas de la pobreza y se sumaron 50 millones a la clase media.
Los países latinos no quieran volver al pasado. El desarrollo trajo consigo el crecimiento de las ciudades, necesidad de inversión en infraestructuras de todo tipo, surgimiento de nuevas industrias y nuevos mercados, que en combinación con otros aspectos obligaron a repensar la forma de hacer las cosas y a superar los nuevos desafíos que surgen en ese movimiento social y económico que vivimos.
En el Índice Mundial de Innovación 2014, ranking que se publica en colaboración entre el INSEAD, la Universidad Cornell y la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual (OMPI), tiene en el podio a Suiza, Reino Unido y Suecia. Es obvio que estos países van a reflejar mejores índices de innovación porque le ofrecen al sector privado una estructura muy favorable.
Sin embargo, los niveles de emprendimiento han aumentado más en América Latina. Del total de las empresas registradas en 2013 un 18.5% tienen entre 0 y 3.5 años. En Europa, el promedio sólo alcanza el 8%.
Para sintetizar la situación actual de Latinoamérica, hay mucha más apertura y movilidad económica que hace dos décadas pero aún resta aprovechar y concretar las oportunidades de innovación que el contexto ofrece. La innovación está latente y América Latina la necesita.
Para graficar con un pequeño ejemplo, en Argentina se creó una valija con un chip que permite controlar su ubicación. De esta manera, se evita robos o extravíos.
Desde el punto de vista tecnológico no hay aquí nada nuevo, pero el contexto inspiró a buscar alternativas para evitar los posibles inconvenientes que los aeropuertos de esta región presentan ocasionalmente en la gestión de equipajes. El contexto obligó a buscar una solución.
Los países, sin importar el desarrollo de la economía, presentan contextos desafiantes que obligan a cambiar permanentemente. Para tomar dimensión, se calcula que aproximadamente la mitad de las compañías que rankeen en el Fortune 500 Index en 2025 todavía no comenzaron a funcionar.
Esta incomodidad que sufren las organizaciones se debe también a las tecnologías disruptivas que surgen continuamente. Por ese motivo, las compañías están obligadas a ser lo suficientemente flexibles para adaptarse a los nuevos entornos que se presentan y así, no desaparecer en el cambio.
Ahora, ¿Cuál es el requisito que debe cumplir una tecnología para ser disruptiva? Una tecnología para ser disruptiva debe generar que otras tecnologías queden obsoletas. Una analogía con el fútbol, la tecnología debe dar un paso adelante para que las demás queden fuera de juego.
Un ejemplo clásico, la máquina de escribir era una tecnología que estaba instalada pero cuando la PC logró su masificación dejó en el olvido a esa forma mecánica de escribir.
En otro de los aspectos que el contexto incomoda a las empresas es en las relaciones laborales “compañía- empleado”. Hace algunos años atrás las personas buscaban, entre otras cosas, que sus trabajos sean su zona de confort. Un lugar donde comenzar, aprender, ganar experiencia, hacer carrera y finalmente, dedicarse a cuidar nietos.
Por su lado, las empresas se vendían como pseudo familias que le iban a brindar la estabilidad que buscaban las personas.
Aunque las relaciones laborales cambiaron, muchas empresas y empleados se siguen presentando al momento de iniciar el vínculo cómo en el pasado. Se comienza la relación casi con una promesa de ´amor eterno´ pero a los pocos meses, alguna de las dos partes no actúa cómo dijo que iba a hacerlo. Por parte de las compañías: despidos por ajustes, cambios de estructuras, etc. Por parte de los empleados: ofertas laborales más atractivas, mejores remuneraciones, aburrimiento prematuro, etc.
¿Alguien resulta infiel en la ruptura de la relación? El problema detectado está en el momento previo de la relación. Para evitar ese conflicto, las promesas y las expectativas deben ser otras.
La idea de “Carrera” mutó hacia la idea de “alianza”. Las empresas lo que verdaderamente ofrecen y lo que los empleados verdaderamente buscan son proyectos que se unifican en una alianza. De esta alianza, las empresas esperan sacar el máximo rédito de las habilidades de la persona y por el lado de los empleados, obtener la estructura necesaria para potenciar sus habilidades personales.
De esta forma, comienzan a generarse lazos laborales más transparentes y eficientes para ambas partes. Nadie ingresa a una empresa con los deseos de permanecer allí; o al menos en el mismo puesto, durante toda la vida.
De esta forma, repasamos algunos factores que obligan a las empresas a estar permanentemente atentos a lo que pasa en sus entornos.
Puede ser: por las condiciones que cada país le ofrece al sector privado para desarrollarse; por las empresas existentes o las que surgen para competir en un mismo mercado en el que la oferta standard pueda quedar obsoleta rápidamente gracias a las tecnologías disruptivas; o por el nuevo vínculo que se establece entre compañías y empleados; las empresas están felizmente incómodas.
“La zona de confort es un hermoso lugar pero nada crece allí”