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Kubernetes y Docker son dos de las palabras que más se oyen en conversaciones sobre DevOps hoy en día. Docker es una herramienta que permite contenerizar y ejecutar aplicaciones, y Kubernetes proporciona una plataforma para orquestar o administrar estos contenedores, ya que administrar miles de contenedores manualmente con Docker CLI es una tarea muy costosa.
En el 2013 Docker empezó a ganar popularidad permitiendo a los desarrolladores crear, ejecutar y escalar rápidamente sus aplicaciones creando contenedores. Parte de su éxito se debe a ser Open Source y al apoyo de compañías como IBM, Microsoft, RedHat o Google. Docker en apenas dos años había sido capaz de convertir una tecnología nicho en una herramienta fundamental al alcance de todos gracias a su mayor facilidad de uso. Pero si el número de aplicaciones crece en el sistema, se convierte en complicado de gestionar.
Docker no es suficiente, ya que se necesita una coordinación para hacer el despliegue, la supervisión de servicios, el reemplazo, el escalado automático y, en definitiva, la administración de los distintos servicios que componen la arquitectura distribuida.
Google es, probablemente, la primera compañía que se dio cuenta de que necesitaba una mejor forma de implementar y administrar sus componentes software para escalar a nivel mundial, y durante años desarrolló internamente Borg (más tarde llamado Omega). En 2014, después de casi una década de uso intensivo interno, se presentó de forma pública Kubernetes como un sistema Open Source basado en el aprendizaje utilizando servicios a gran escala. Y hoy en día, Kubernetes es el estándar de facto para implementar y desplegar aplicaciones distribuidas.
Las aplicaciones modernas se basan cada vez en el uso de contenedores, que son microservicios empaquetados con sus dependencias y configuraciones. Kubernetes es un software de código abierto para implementar y administrar esos contenedores a gran escala. Habilita cualquier número de servidores de muchos tipos al mismo tiempo, separados por la distancia que sea, para compartir cargas de trabajo para un inquilino común.
Lo más importante es que Kubernetes fue diseñado para utilizarse en cualquier lugar, de modo que puede orquestar despliegues in situ, en nubes públicas y en despliegues híbridos. Con Kubernetes, se puede adoptar medidas concretas para lograr una mejor seguridad de TI. Además, también debe integrarse a las conexiones en red, el almacenamiento, la seguridad, la telemetría y otros servicios para proporcionar una infraestructura de contenedores integral. Esto ofrece la simplicidad de las Plataformas como Servicio (PaaS) con la flexibilidad de la Infraestructura como Servicio (IaaS) y permite la portabilidad entre proveedores de infraestructura.
Entre algunas de sus características, se encuentran:
Desde sus inicios, Kubernetes ha sido un proyecto que ha gozado de gran reconocimiento y siempre ha tenido mucha repercusión, pero en los últimos meses su influencia se ha consolidado en base a diferentes factores.
La comunidad ha crecido de manera considerable. Google y Red Hat son quienes más contribuyen, pero también están Meteor, CoreOS, Huawei, Mesosphere y muchos más.
Además, Kubernetes ya no se percibe como algo nuevo con lo que experimentar, está adquiriendo la suficiente solvencia para que cada vez se utilice más en producción. De hecho, esta plataforma, en 2019, estaba en producción en el 78% de las empresas. Un año antes, 2018, en el 58%. Empresas como Tinder, Reddit, New York Times, Airbnb o Pinterest han integrado esta tecnología en sus servicios.
Las empresas buscan desarrollar aplicaciones y los contenedores y el código abierto están tomando mucha importancia, ya que se dan cuenta de que Kubernetes es el primer paso para crear aplicaciones modernas escalables.
Kubernetes es un sistema que se puede utilizar para implementar aplicaciones de manera eficiente. Como resultado, puede ayudar a las empresas a ahorrar dinero al usar menos mano de obra para administrar su infraestructura de TI.
Kubernetes automatiza efectivamente la gestión de contenedores. Como los contenedores permiten ensamblar piezas de código en piezas más pequeñas y fáciles de transportar, y las aplicaciones más grandes involucran un paquete de varios contenedores, Kubernetes puede organizar múltiples contenedores en unidades. Por lo tanto, las aplicaciones en contenedores se pueden escalar de manera automatizada, lo que lo hace más factible con solo menos recursos necesarios para administrar múltiples contenedores.
Kubernetes ofrece estas capacidades a un negocio:
En resumen, y habiendo visto toda la información anterior, Kubernetes tiene los siguientes beneficios para las empresas:
Si bien todas estas ventajas suenan bastante atractivas, no todas las empresas están usando Kubernetes, y esto puede ser el resultado de una evaluación de sus inconvenientes:
Desde que Kubernetes apareció demostró ser mucho más popular que Docker y rápidamente se convirtió en el estándar de la industria para la orquestación de contenedores, hasta el punto de que incluso Docker lo ha adoptado. Pero, el hecho es que no es necesario elegir: Kubernetes y Docker son básicamente tecnologías distintas que funcionan bien de forma conjunta para compilar, entregar y escalar aplicaciones en contenedores.
Kubernetes es una aplicación para orquestar o gestionar contenedores. No obstante, el programa no crea los contenedores en sí, sino que necesita para ello una plataforma de contenedores. Docker es, con diferencia, la plataforma más conocida de este tipo, pero también existen alternativas. Kubernetes recurre a las herramientas de contenedores ya existentes y las integra en su propio flujo de trabajo. De esta manera, los contenedores creados con Docker u otra herramienta similar se pueden usar en Kubernetes, que utiliza la orquestación para gestionarlos, escalarlos y moverlos.
Kubernetes garantiza que todo funcione como se desea y también se encarga de reemplazar los puntos nodales que se puedan colapsar. Por lo tanto, usando Kubernetes y Docker al mismo tiempo, se suele conseguir un entorno de contenedores robusto.
Si bien Kubernetes trabaja también con otras plataformas de contenedores, Docker se ha convertido en la más popular por muchas razones. No solo porque Docker haya dado a conocer la virtualización de contenedores, sino también porque Kubernetes y Docker tienen objetivos similares. Además, ambos están respaldados por una fuerte comunidad open source. La interacción de ambos funciona tan bien que Docker puede adquirirse en pack junto a Kubernetes, incluso a pesar de que Docker tiene su propia herramienta de orquestación en el mercado.
En definitiva, se puede usar Kubernetes con Docker para:
La adopción en el uso de contenedores continuará creciendo. También se puede ver cierta estandarización en torno a Kubernetes y Docker. Esto impulsará el crecimiento de un gran número herramientas de desarrollo relacionadas.
El stack tecnológico empieza a madurar bastante y casi todos los proveedores empiezan a ser compatibles entre sí gracias a Docker y Kubernetes. Google, Microsoft, Amazon o IBM, por ejemplo, ya lo son y trabajan bajo un mismo estándar. La lucha ahora se encuentra en mover toda esa carga de trabajo que aún no está en la nube: la nube híbrida.
En todo el mundo, muchos CIO y tecnólogos han optado por usar Kubernetes, y se espera que evolucione mucho más en los próximos años.
Los contenedores se están volviendo cada vez más populares en el mundo del software y Kubernetes se ha convertido en el estándar de la industria para implementar contenedores en producción. Además, se espera una alta tasa de crecimiento de Kubernetes a lo largo de este mismo año también.